La Conferencia del Episcopado Mexicano (CEM) hizo un llamado a “educar para el cuidado” y “establecer medidas de higiene extremas”, especialmente en los ambientes escolares “para evitar la propagación de la enfermedad”.
En un comunicado publicado el 12 de marzo, Mons. Enrique Díaz Díaz, Obispo de Irapuato y responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM, dijo que “frente a la Declaratoria de Pandemia, por parte de la Organización Mundial de la Salud, así como a los llamados de nuestras autoridades religiosas y civiles, exhortamos vivamente a las comunidades educativas de nuestros colegios parroquiales, de múltiples institutos religiosos, a las iniciativas educativas católicas, así como a la población en general, a reavivar y consolidar los lazos de solidaridad y cuidado, principalmente de nuestros niños, niñas, adolescentes y jóvenes”.
“Es tiempo de educar para el cuidado, de establecer medidas de higiene extremas (lavado continuo y a fondo de las manos, limpieza de superficies, evitar expandir nuestra saliva a través del beso, estornudos o a través de la tos, así como no tocarse la cara, entre las principales medidas), con el fin de prevenir el contagio del Coronavirus COVID19”, indicó Mons. Díaz Díaz.
La variedad de coronavirus identificada como COVID-19 se registró por primera vez en Wuhan (China) y se ha propagado por más de 90 países. De acuerdo a la Organización Mundial de la Salud (OMS), al 12 de marzo se han confirmado 125.048 casos confirmados y 4.613 muertes de esta enfermedad en todo el mundo.
El Gobierno de México anunció el 12 de marzo que se han confirmado 14 casos de COVID-19 en el país.
Para el Episcopado Mexicano “es tiempo de hacer una alianza entre directivos, padres de familia, maestros y alumnos, con el fin de participar no sólo en el colegio, sino en múltiples ambientes cercanos a éstos, para evitar la propagación de la enfermedad”.
Además, indicó el responsable de la Dimensión de Pastoral Educativa y de Cultura de la CEM, “llamamos a todos a la oración, al reconocimiento de que la fe mueve montañas y de que Dios, es el Señor de la Vida”.
“Que esta oración reavive nuestros corazones para servir con caridad y amplia generosidad, al más desprotegido. Imploremos a María Santísima de Guadalupe, su amor y fortaleza”, expresó.
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