El Obispo de San Cristóbal (Venezuela), Mons. Mario Moronta, criticó y denunció el negocio que gira en torno al aborto, luego de que colectivos feministas presentaron una propuesta para despenalizar y legalizar esta práctica en el país.
El miércoles 20 de junio colectivos feministas se congregaron al exterior del Palacio Legislativo para presentar su propuesta a favor del aborto ante la Asamblea Nacional Constituyente, y exigir que se incluya en la nueva Constitución que se está redactando y que será sometida a referéndum.
“El problema no es solamente de la persona, de la mujer que aborta, sino de todas las personas que cooperan muchas veces presionando o negociando. Detrás del aborto también hay un comercio, con el material orgánico para ser empleado para otros fines. Lamentablemente existe también este comercio de muerte para justificar gran parte de las cosas que se hacen con el aborto”, dijo el Prelado.
El aborto en Venezuela está prohibido excepto cuando está en riesgo la vida de la madre. El Código Penal establece prisión de entre seis meses a dos años a quienes lo realicen. La pena para un médico u otra persona que realiza el procedimiento es de uno a tres años.
Mons. Moronta afirmó que el problema del aborto no es “de oficialismo ni de oposición”, sino que corresponde a toda la humanidad.
“El que defiende la vida –dijo– lo hace no solamente por ser creyente o de algún partido político, sino sencillamente porque respeta la vida”.
“El aborto es un asesinato, se está asesinando a una persona que no tiene la posibilidad de defenderse en el vientre materno. Nosotros sostenemos que desde el momento de la concepción ya hay una vida humana que va creciendo, el niño recién nacido aún no tiene la capacidad que tienen un adulto, pero es un ser humano. Está formándose, y no es como dicen algunos ‘un trozo de carne’. Es una vida”, añadió Mons. Moronta.
El Obispo de San Cristóbal insistió que “todos aquellos médicos, enfermeros o personas que practiquen el aborto son asesinos” y que “no hay justificación”, porque “nadie es dueño de la vida”.
Lamentó también que algunas mujeres decidan practicarse un aborto “por ignorancia, presión o porque hay condicionamiento”.
“Generalmente ponemos todas nuestras fuerzas contra la mujer, cuando es mejor ayudarlas por el fenómeno postaborto, pues quedan con la culpabilidad, el remordimiento, que es un situación bien difícil”, añadió.
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