Vaticano, 17 Ago. 23 (ACI Prensa).-
Varios santos y beatos del siglo XIX comparten una conexión profunda en una parroquia en las colinas de Asti (Italia). San José Cafasso, el Beato José Allamano y San Juan Bosco fueron bautizados en la misma pila bautismal. Este jueves 17 de agosto se conmemora precisamente el 208º aniversario del Bautismo de Don Bosco.
Así lo atestigua el acta bautismal del santo fundador de los Salesianos: “El 17 de agosto de 1815, Giovanni Melchiorre Bosco, hijo de Francesco Luigi y Margherita Occhiena casados Bosco, nacido anoche, fue solemnemente bautizado esta tarde por el Reverendísimo P. Giuseppe Festa, Vicario Parroquial. Los padrinos fueron Melchiorre Occhiena (de Capriglio) y Maddalena Bosco, viuda del difunto Secondo Occhiena (del mismo lugar)”.
Así que, para explorar los sitios significativos de la espiritualidad salesiana, una parada es esencial: la parroquia “San Andrés Apóstol” – Oratorio “Juan Bosco”, ubicada en Castelnuovo Don Bosco, en la provincia de Asti, Diócesis de Turín, al norte de Italia.
Allí se encuentra la pila bautismal en la que recibieron el rito de incorporación al cristianismo San José Cafasso, sacerdote del Piamonte (norte de Italia), quien fue el confesor de San Juan Bosco y es el patrono de las cárceles italianas; el Beato José Allamano, un sacerdote católico italiano, fundador de los Misioneros de la Consolata y de las Hermanas Misioneras de la Consolata, beatificado por el Papa San Juan Pablo II en 1990; y, además, San Juan Bosco, sacerdote y educador de la juventud.
La iglesia de San Andrés Apóstol, una edificación barroca erigida a principios del siglo XVII sobre un templo gótico previo, alberga una “fe viva” en una “tierra de santos”. Así lo compartió el P. Livio Faganello, vicario parroquial, quien proporcionó a ACI Prensa el documento del Bautismo de “Giovannino”.
El P. Faganello subraya el papel primordial de las madres de estos santos y beatos como “primeras evangelizadoras”, y destaca especialmente la figura de la madre de Don Bosco, Margarita. Afirma que tanto ella como la madre de San José Cafasso rezaban a la Virgen de los Dolores en momentos de dificultad con sus hijos.
“Hoy contamos con estos santos debido a las madres santas que estuvieron detrás de ellos. Pienso en la madre de Cafasso y en ‘mamá Margarita’, madres que prepararon a sus hijos para su camino de fe y los acompañaron siempre con la oración”. Agrega que Margarita Occhiena “dejó su lugar de origen para ir a Valdocco, Turín. Ella deseaba ser ‘madre de todos’ los niños acogidos por Don Bosco. Indudablemente era una mujer santa”, explica el P. Faganello a ACI Prensa.
Don Bosco atesoraba las lecciones de su madre, declarada Venerable en 2006 y en proceso de beatificación: “Cuando era muy pequeño, mi madre me enseñó mis primeras oraciones… Sus mayores preocupaciones eran: instruir a sus hijos en la religión, educarlos en la obediencia, criarlos sin miedo al trabajo duro”, contaba.
El vicario de San Andrés Apóstol también destaca la plataforma de mármol frente al sagrario de la parroquia, donde Santo Domingo Savio se arrodilló al recibir la Primera Comunión: “Quizás en Roma haya templos más grandiosos y bellos, pero me emociona ver a jóvenes de países lejanos, como Eslovaquia, que llegan aquí. Al contarles la historia, algunos se arrodillan, otros lloran y rezan donde Don Bosco y Santo Domingo Savio lo hicieron”.
El sacerdote indica, además, una serie de fechas que hacen de este un sitio especial. El 16 de enero de 1811, San José Cafasso recibió el sacramento del Bautismo, marcando el inicio de un camino dedicado al servicio religioso. El 17 de agosto de 1815 fue otro día muy luminoso: el Bautismo de San Juan Bosco, cuya vida impactaría profundamente esta parroquia y la vida de miles y miles de jóvenes.
Con el paso de los años, esta tierra ha visto prosperar vocaciones y devoción. Allí mismo, en 1823, un joven Juan Bosco realizó su primera Confesión, guiado por su madre Margarita. Más tarde, el 26 de marzo de 1826, recibió su Primera Comunión, un paso crucial en su camino espiritual. El 20 de octubre de 1835, vistió el hábito clerical, reafirmando su compromiso con la vida religiosa.
El legado se extendió. En 1838, el Cardenal Juan Cagliero, salesiano y Delegado Apostólico para Costa Rica, Honduras y Nicaragua, fue bautizado en la misma parroquia. Por si fuera poco, el 10 de junio de 1841, Don Bosco celebró su primera Misa Solemne en la festividad del Corpus Christi, un hito en su recorrido. Durante esos meses, realizó su primer apostolado como vicario parroquial.
Los momentos de gracia continuaron. El 8 de abril de 1849, Santo Domingo Savio recibió su Primera Comunión, consolidando su compromiso con la fe. Y el 21 de enero de 1851, el Beato José Allamano, fundador de los Misioneros de la Consolata, fue bautizado en la misma pila parroquial.
La historia de estos momentos excepcionales de fe, concluye el P. Faganello, tuvo otro hito excepcional el 3 de septiembre de 1988, cuando en el centenario del fallecimiento de Don Bosco, el Papa Juan Pablo II visitó la parroquia, llevando consigo la inspiración y esperanza que esta tierra había brindado al mundo.
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