Desde el fin de semana que acaba de transcurrir, los fieles pueden acercarse a las iglesias en Argentina, bajo estrictas medidas sanitarias, solo con el fin de orar y recibir asistencia espiritual.
El “aislamiento social preventivo y obligatorio” vigente desde el 20 de marzo fue prolongado hasta el 24 de mayo para evitar la expansión del coronavirus COVID-19, que en Argentina tiene 8.068 contagiados y 374 defunciones según la Universidad de Johns Hopkins.
En ese contexto y tras la reunión sostenida el 10 de mayo entre la Comisión Ejecutiva del Episcopado y la Jefatura de Gabinete de Ministros del Gobierno de Alberto Fernández; el 15 de mayo se emitió el decreto 810/2020 con el fin de ampliar la realización de actividades y servicios en zonas de bajo riesgo de contagio.
El decreto menciona a las “iglesias, templos y lugares de culto” de la Iglesia Católica y “entidades religiosas inscritas en el Registro Nacional de Cultos”, los que “en ningún caso” “podrá consistir en la celebración de ceremonias que impliquen reunión de personas”, describe el articulado.
En conversación con ACI Prensa, el vocero de la Conferencia Episcopal Argentina (CEA), P. Máximo Jurcinovich, explicó que esto permite que “los fieles puedan acercarse a los templos a realizar oraciones particulares y pedir la confesión y asistencia espiritual, acordando cita previa con el párroco” para evitar aglomeraciones.
Si bien “nunca ha habido prohibición de la apertura de templos”; incluso algunas parroquias han permanecido abiertas bajo el criterio de cada párroco y por disposición del Obispo del lugar, las “celebraciones comunitarias” como Misas o la celebración de sacramentos “no se están realizando”, precisó el vocero de la CEA.
Además, el decreto exceptúa la capital federal de Buenos Aires y los 44 municipios de la provincia de Buenos Aires, que es donde se han presentado la mayor cantidad de casos por COVID-19.
De esta forma, las Arquidiócesis de Buenos Aires y de Tucumán, y las Diócesis de San Martín, de Lomas de Zamora, de Morón mantienen sus templos cerrados, por decisión de sus obispos.
Los obispos de la Arquidiócesis de Buenos Aires expresaron en un comunicado que el “aumento de infectados en nuestra ciudad debe agudizar nuestro sentido común de cuidar la vida de nuestros hermanos y cuidar nuestra propia vida, evitando contagiar y contagiarnos”.
En ese contexto, las celebraciones litúrgicas “se retomarán cuando sea oportuno y dando pasos a través de diversas etapas progresivas, en acuerdo con los demás cultos, las normativas del Gobierno de la Ciudad y las reglamentaciones sanitarias necesarias para el cuidado de los ciudadanos”, explicó.
También, el Obispo de Lomas de Zamora, Mons. Jorge Lugones, junto a los obispos Auxiliares, manifestaron que “la pandemia no ha terminado” y aún “no es tiempo para abrir nuestros templos”.
Por eso, invitaron a “seguir caminando como hasta ahora, sin bajar los brazos, con la misma o mayor pasión y entrega. Sin aflojar en la vivencia de Iglesia doméstica en nuestros hogares, manteniéndonos firmes en la caridad especialmente para con los más vulnerables”.
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