Recientemente el Arzobispo de Cracovia (Polonia) y exsecretario personal de San Juan Pablo II, Cardenal Stanislaw Dziwisz, dijo que lleva en su corazón la posibilidad de comenzar el proceso beatificación y canonización de los padres de San Juan Pablo II.
El Cardenal expresó la posibilidad de beatificar y canonizar a Karol Wojtyla y a su esposa Emilia de Kaczorowski -padres de San Juan Pablo II-, durante la homilía que pronunció a fines de julio en la parroquia de Santa Ana, ubicada en la aldea de Wohyn, provincia de Lublin (al este de Polonia).
“No hay duda de que la actitud espiritual del futuro Papa y santo se formó en la familia gracias a la fe de los padres. Quienes podrían convertirse en un ejemplo para las familias modernas y los patrones de nuestras familias”, dijo en aquella ocasión.
El 5 de agosto la doctora en ciencias humanas y periodista polaca, Milena Kindziuk, dijo en una columna de opinión que las palabras del Cardenal Dziwisz “hicieron eco en voz alta” en el país, debido a que fue uno de los “colaboradores más cercanos del Papa polaco durante muchos años y claramente vio la influencia de Emilia y Karol Wojtyla en la formación de la espiritualidad de Juan Pablo II”.
“También conocía muy bien las historias del Papa acerca de sus padres; especialmente sobre su padre” que “había sido un ejemplo de religiosidad para él”, agregó.
La columnista admitió estar “muy contenta de escuchar las palabras del Cardenal Dziwisz, sobre el hecho de que los padres de San Juan Pablo II vivieron como santos”.
“Es cierto que la actitud espiritual del futuro Papa se formó en la familia, gracias a la fe de sus padres. Primero, la fe de su madre que decidió dar a luz al futuro Papa a pesar del aborto sugerido por un médico (el embarazo puso en riesgo su vida)”, comentó.
Luego, recordó la vez que el autor italiano Renzo Allegri comparó la vida de Emilia Kaczorowska con la de Santa Gianna Beretta Molla.
“Ambas eligieron salvar a sus hijos, dando su propia vida. Eran madres heroicas, mártires, santas. Y aunque Juan Pablo II no lo dijo claramente, estaba seguro de que su propia madre era una santa. Santa en su matrimonio y en su vida familiar, una santa mártir, porque había dedicado heroicamente su vida a dar a luz a su hijo”.
Luego de la muerte de su madre en 1929, cuando el futuro Papa tenía nueve años, fue criado por su progenitor, quien se preocupó de su desarrollo en todas las áreas, sobre todo en la educación y en la fe.
“Su padre le enseñó el patriotismo, el orden y la oración sistemática. Todos los días ambos participaban en la Santa Misa de la mañana, leían la Biblia en casa, rezaban el Rosario y cantaban una pequeña devoción a la Inmaculada Concepción”, escribió la periodista polaca.
El mismo San Juan Pablo II, en una ocasión, dijo que la vida de su padre luego de enviudar “se convirtió más en una vida de oración continua”.
Kindziuk indicó que el padre de San Juan Pablo II también llevó una “vida religiosa cuando en 1938 (…) se mudaron a Cracovia”. “Los domingos ambos iban a la iglesia juntos. Construyeron una verdadera y profunda amistad entre ellos. Fue su padre de quien el Papa recibió el texto de la ‘Letanía del Espíritu Santo’, que recitó todos los días durante toda su vida de acuerdo con la solicitud de su padre”, señaló.
Finalmente, la periodista afirmó que como dijo el Cardenal Dziwisz, una razón contundente para que Emilia y Karol Wojtyla sean beatificados y canonizados es que “podrían convertirse en “un ejemplo para las familias contemporáneas”.
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