En su nueva columna semanal, el Arzobispo de Los Ángeles (Estados Unidos), Mons. José Gomez, hizo un llamado para que se detengan las separaciones de familias de inmigrantes y se devuelvan a sus padres los cerca de dos mil niños instalados en centros de detención.
“Lo que estamos haciendo ahora es incorrecto: en las fronteras, en el partidismo cruel y en los cálculos políticos egoístas de nuestros debates sobre inmigración”, escribe Mons. Gomez en su columna publicada este 19 de junio.
“Nuestros líderes tienen el deber solemne de proteger nuestras fronteras nacionales y hacer cumplir nuestras leyes de inmigración. Nadie cuestiona esto. Pero debemos encontrar una mejor manera”, añade.
En mayo de 2018, el Fiscal General Jeff Sessions anunció una política de “tolerancia cero” que busca enjuiciar penalmente al 100% de los inmigrantes que son atrapados cruzando la frontera ilegalmente.
Este cambio al sistema de justicia penal es lo que lleva a la separación familiar, porque los niños no pueden estar legalmente encerrados en una cárcel federal con sus padres.
“Ahora somos una nación donde la ‘tolerancia cero’ no significa piedad. Parecemos orgullosos de anunciar que ya no otorgaremos asilo a las víctimas de abuso doméstico y violencia de pandillas. En nombre de la protección de nuestras fronteras, estamos dispuestos a dividir familias y destrozar las vidas de niños inocentes”, lamentó Mons. Gomez.
Según el Departamento de Seguridad Nacional, unos 2.000 niños inmigrantes han sido separados de sus padres en los últimos meses. Están detenidos junto con menores que cruzaron la frontera sin la compañía de un adulto.
En total, se estima que más de diez mil niños migrantes están actualmente retenidos en más de 100 albergues, que están al 95% de su capacidad, según un informe de McClatchyDC. De acuerdo a los informes, el Departamento de Salud y Servicios Humanos está considerando la construcción de “ciudades de campaña” para retener a los niños.
Este 19 de mayo, medios de comunicación internacionales revelaron imágenesde un centro de detención de niños ubicado en Texas, conocido como Úrsula, al que los inmigrantes llaman “La Perrera”, porque tiene en su interior una serie de jaulas creadas con alambrados.
Al verse las imágenes se observa una jaula que alberga a 20 menores. “En el suelo hay botellas de agua, bolsitas de papitas fritas y grandes láminas de papel aluminio para que se cubran al dormir”, precisa la agencia AP.
Mons. Gomez dijo que “las imágenes son dramáticas y te llenan de tristeza y enojo. Niños inmigrantes –algunos apenas con un poco de edad para caminar, algunos bebés todavía en brazos de sus madres– son arrancados de sus padres indocumentados cuando intentan cruzar la frontera”.
“Además de la crueldad, en los grandes almacenes que se usan como campos de internamiento de niños, se han impuesto reglas extrañas que impiden que los trabajadores de los refugios toquen o sostengan a los niños para consolarlos”, indicó Mons. Gomez.
El Arzobispo afirmó que “es difícil escribir estas palabras” y no puede “creer que esto esté sucediendo” en Estados Unidos. “Pero aquí es donde nos han llevado 25 años de fracaso bipartidista en la reforma migratoria”, sentenció.
También lamentó que los “líderes de la Cámara de Representantes decidieran bloquear el debate sobre un proyecto de ley bipartidista de sentido común y de inmigración compasiva” que fue apoyado por los obispos católicos.
“Una vez más, el resultado es penalizar a los niños por los errores de sus padres”, añadió.
Mons. Gomez dijo que mientras escribía esta columna, “los líderes de la Cámara” redactaban “dos proyectos de ley” que lo más probable es que “no proporcionen un camino claro o generoso para que estos jóvenes se conviertan en ciudadanos”.
“Como cristianos, nuestro deber en este momento es insistir en que nuestras leyes reflejen la ley del amor de Dios. Toda vida humana es sagrada y la dignidad de cada persona debe ser respetada, incluso si esa persona ha violado la ley o está relacionada con alguien que ha violado la ley”, exhortó el Arzobispo.
También pidió detener las separaciones familiares “en este momento”, y “devolver esos dos mil niños a sus madres y padres”.
“Este domingo, 24 de junio, espero que se unan a mí para nuestra ‘Misa anual para todos los inmigrantes’, que celebraré en la Catedral de Nuestra Señora de los Ángeles a las 4:00 p.m.”, concluyó.
Las Naciones Unidas han condenado la práctica de la separación familiar como “una violación grave de los derechos del niño”, que “equivale a una injerencia arbitraria e ilegal en la vida familiar”.
Los obispos de los Estados Unidos se han opuesto a la nueva política, así como a la decisión del Fiscal General Jeff Sessions que establece que la violencia doméstica y de pandillas ya no justifican la solicitud de asilo en el país.
“Nuestro Gobierno tiene la prudencia de nuestras leyes para garantizar que los niños pequeños no sean separados de sus padres y expuestos a daños y traumas irreparables”, dijo recientemente el Presidente de la Conferencia de Obispos Católicos de Estados Unidos, Cardenal Daniel DiNardo,
Debido a que las familias son “el elemento fundamental de nuestra sociedad”, “deben poder permanecer juntas”, añadió.
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