Un grupo de arqueólogos descubrió en recientes excavaciones en los terrenos de la Abadía de Westminster (Inglaterra) una sacristía y un cementerio que pertenecieron a monjes benedictinos del siglo XIII.
La abadía de San Pedro fue construida originalmente en el año 960, cuando los primeros doce monjes llegaron a la ciudad por órdenes del entonces obispo de Londres, San Dunstan de Canterbury.
“No se puede ver en la superficie ningún rastro del edificio al que llegaron, ya que el rey Eduardo el Confesor construyó una nueva abadía en ese lugar, que fue consagrada el 28 de diciembre de 1065”, indica el sitio web de la abadía.
El equipo de arqueólogos de Pre-Construct Archaeology han trabajado desde enero en las excavaciones en áreas cercanas a la abadía, donde recientemente descubrieron una sacristía y un cementerio que pertenecerían a los monjes.
El arqueólogo y director de Pre-Construct Archaeology, Chris Mayo, indicó a The Guardian que esta sacristía fue construida en la década de 1250 por el rey Enrique III y fue utilizada como vivienda antes de su demolición en 1740, por los graves daños que presentaba la estructura.
Además, señaló que el lugar está lleno de restos humanos, pues sirvió como cementerio para los monjes benedictinos antes de la construcción de la sacristía, y añadió que durante las excavaciones se ha encontrado una tumba con un esqueleto completo en perfecta conservación que se considera es el de un monje.
Debe haber “cientos, si no miles” de cuerpos, señaló. “Toda esta zona estaba inundada de tumbas. Si cavaras un agujero debajo de la corte suprema, también encontrarás algunas tumbas”, agregó.
Estas excavaciones son parte de un proyecto de la abadía para revelar los cimientos de la Gran Sacristía medieval en North Green. Las excavaciones serán seguidas por la construcción de un nuevo edificio en el lugar para albergar instalaciones de bienvenida, venta de entradas y seguridad para los visitantes.
Según indica The Guardian, esta nueva construcción permitirá a las personas ingresar por la Gran Puerta Oeste, entrada utilizada por monarcas y novias reales, pero no por el público.
Mayo indicó que el objetivo es exponer y registrar completamente la estructura de la Gran Sacristía, y resaltó que se ha aprendido mucho gracias a los hallazgos, como el de una palangana “que probablemente los monjes de la iglesia de Eduardo el Confesor usaban para lavarse las manos al entrar”.
Asimismo, indicó que otro hallazgo importante es la tubería de plomo que habría proporcionado agua a la abadía, y los fragmentos de un mural medieval, que sugiere que la sacristía estaba decorada con flores rojas, blancas y negras pintadas a mano.
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