noviembre 22, 2024

Una regla de vida para alcanzar la santidad

Papa Francisco: Dios es padre y nunca niega su paternidad

En su homilía de la Misa celebrada en la Casa Santa Marta de este 4 de febrero, el Papa Francisco invitó a sentir la paternidad de Dios en los momentos difíciles de la vida y explicó que “nunca niega su paternidad”.

En esta línea, el Santo Padre recordó cuando Jesús lloró en Jerusalén “porque no dejamos que Él nos ame” y animó que “en el momento de la tentación, en el momento del pecado, en el momento en que nos alejamos de Dios, tratemos de escuchar esta voz: hijo mío, hija mía, ¿por qué?”.

“Nos hará bien en los malos momentos de nuestra vida -todos tenemos- momentos de pecado, momentos de alejamiento de Dios, el escuchar esta voz en el corazón: “hijo mío, hija mía, ¿qué estás haciendo? No te suicides, por favor. Morí por ti”, afirmó el Papa.

Al reflexionar en la Primera Lectura de la Liturgia del día del Segundo Libro del profeta Samuel que relata cuando el Rey David llora por su hijo Absalón, el Pontífice cuestionó por qué lloraba David por la pérdida de su hijo si “estaba en tu contra, te había negado, había negado tu paternidad, te insultó, te persiguió, más bien celebra, celebra porque has vencido” pero añadió que David solamente dice: “hijo mío, hijo mío, hijo mío” y lloraba.

“Este llanto de David es un hecho histórico, pero también es una profecía. Nos muestra el corazón de Dios, lo que el Señor hace con nosotros cuando nos alejamos de Él, lo que hace el Señor cuando nos destruimos con el pecado, desorientados, perdidos. El Señor es padre y nunca niega esta paternidad: hijo mío, hijo mío”, indicó.

En este sentido, el Papa Francisco señaló en su homilía que nosotros encontramos aquel llanto de Dios cuando vamos a confesar nuestros pecados, porque no es como “ir a la tintorería” a quitar una mancha, sino a “ir del padre que llora por mí, porque es padre”.

Por último, el Pontífice explicó que así como David hubiera querido morir en lugar de su hijo, en Dios “se hace realidad” al haber dado la vida en la Cruz por nosotros.

“Es tan grande el amor de padre que Dios tiene por nosotros que murió en nuestro lugar. Se hizo hombre y murió por nosotros. Cuando miramos el crucifijo, pensemos en esto ‘hubiera muerto en lugar de ti’. Y escuchemos la voz del padre que en el hijo nos dice: ‘hijo mío, hijo mío’. Dios no niega hijos, Dios no negocia su paternidad”, concluyó.