Mons. Carlos Enrique García Camader, Obispo de Lurín (Perú), expresó su dolor por las víctimas de la explosión de un camión cisterna que transportaba gas, y pidió a los fieles apoyo para todos los heridos y damnificados.
Este 23 de enero, a primeras horas del día, un camión que transportaba GLP (gas licuado del petróleo) sufrió un accidente, que provocó la fuga del gas y la posterior explosión en el distrito de Villa el Salvador, en Lima, capital del Perú.
Como consecuencia del accidente murieron un adulto, un adolescente y una niña, además de 48 personas heridas, de acuerdo al Ministerio de Salud, entre las que se encuentran once menores de edad.
Según señalan medios locales, la ministra de Salud, Elizabeth Hinostroza, informó que más de la mitad de los heridos tienen quemaduras en el 80% del cuerpo.
Unas 20 viviendas sufrieron daños por el fuego y por la onda expansiva de la explosión.
Mons. García Camader expresó su dolor por las víctimas del accidente y señaló que 100 familias se han visto afectadas por la explosión, siendo 40 las directamente damnificadas.
El Prelado indicó que en el dolor se unen todos, y que uno solo de los heridos es tan importante como mil. “Como iglesia nos solidarizamos y estamos cerca”, agregó.
Mons. García Camader también resaltó el trabajo de cinco sacerdotes de la diócesis que se han acercado desde la mañana a atender a los heridos y ayudar en lo que se necesite.
Además, pidió a todas las personas que puedan donar víveres, carpas y bolsas de dormir para los damnificados. Luego del accidente, el Ministerio de Salud hizo un llamado para una donación masiva de sangre, por las operaciones a las que se debe someter a los heridos. Luego de unas horas, cientos de personas se acercaron y se logró abastecer los bancos de sangre.
“Si tú puedes hacer algo hazlo, no hay un lugar donde recopilar las cosas o juntarlas, Villa el Salvador está cerca, no esperes que vayan a tu puerta a recogerlo, sal de tu casa y haz algo por los demás”, resaltó.
Finalmente, dio ánimos a las víctimas, y les pidió “que en el dolor saquemos fortaleza, y que en estos tiempos nuestra fe nos sostenga para no desmayar”.
Que los hermanos damnificados sigan “contando con nuestra mano, nuestro corazón y nuestro deseo que se recuperen pronto”, concluyó.
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